Caserón de tejas
Música: Sebastián Piana
Letra: Cátulo Castillo
Canta: Susana Rinaldi
¡Barrio de Belgrano!
¡Caserón de tejas!
¿Te acordás, hermana,
de las tibias noches
sobre la vereda?
¿Cuando un tren cercano
nos dejaba viejas,
raras añoranzas
bajo la templanza
suave del rosal?
¡Todo fue tan simple!
¡Claro como el cielo!
¡Bueno como el cuento
que en las dulces siestas
nos contó el abuelo!
Cuando en el pianito
de la sala oscura
sangraba la pura
ternura de un vals.
¡Revivió! ¡Revivió!
En las voces dormidas del piano,
y al conjuro sutil de tu mano
el faldón del abuelo vendrá...
¡Llamalo! ¡Llamalo!
Viviremos el cuento lejano
que en aquel caserón de Belgrano
venciendo al arcano nos llama mamá...
¡Barrio de Belgrano!
¡Caserón de tejas!
¿Dónde está el aljibe,
dónde están tus patios,
dónde están tus rejas?
Volverás al piano,
mi hermanita vieja,
y en las melodías
vivirán los días
claros del hogar.
Tu sonrisa, hermana,
cobijó mi duelo,
y como en el cuento
que en las dulces siestas
nos contó el abuelo,
tornará el pianito
de la sala oscura
a sangrar la pura
ternura del vals...
19 días y 500 noches
Joaquín Sabina
Lo nuestro duró
lo que duran dos peces de hielo
en un güisqui on the rocks,
en vez de fingir,
o, estrellarme una copa de celos,
le dio por reír.
De pronto me vi,
como un perro de nadie,
ladrando, a las puertas del cielo.
Me dejó un neceser con agravios,
la miel en los labios
y escarcha en el pelo.
Tenían razón
mis amantes
en eso de que, antes,
el malo era yo,
con una excepción:
esta vez,
yo quería quererla querer
y ella no.
Así que se fue,
me dejó el corazón
en los huesos
y yo de rodillas.
Desde el taxi,
y, haciendo un exceso,
me tiró dos besos…
uno por mejilla.
Y regresé
a la maldición
del cajón sin su ropa,
a la perdición
de los bares de copas,
a las cenicientas
de saldo y esquina,
y, por esas ventas
del fino Laina,
pagando las cuentas
de gente sin alma
que pierde la calma
con la cocaína,
volviéndome loco,
derrochando
la bolsa y la vida
la fuí, poco a poco,
dando por perdida.
Y eso que yo,
paro no agobiar con
flores a María,
para no asediarla
con mi antología
de sábanas frías
y alcobas vacías,
para no comprarla
con bisutería,
ni ser el fantoche
que va, en romería,
con la cofradía
del Santo Reproche,
tanto la quería,
que, tardé, en aprender
a olvidarla, diecinueve días
y quinientas noches.
Dijo hola y adiós,
y, el portazo, sonó
como un signo de interrogación,
sospecho que, así,
se vengaba, a través del olvido,
Cupido de mi.
No pido perdón,
¿para qué? si me va a perdonar
porque ya no le importa…
siempre tuvo la frente muy alta,
la lengua muy larga
y la falda muy corta.
Me abandonó,
como se abandonan
los zapatos viejos,
destrozó el cristal
de mis gafas de lejos,
sacó del espejo,
su vivo retrato,
y, fui, tan torero,
por los callejones
del juego y el vino,
que, ayer, el portero,
me echó del casino,
de Torrelodones.
Qué pena tan grande,
negaría el Santo Sacramento,
en el mismo momento,
que ella me lo mande.
Y eso que yo,
paro no agobiar con,
flores a María,
para no asediarla,
con mi antología,
de sábanas frías,
y alcobas vacías,
para no comprarla
con bisutería,
ni ser el fantoche
que va, en romería,
con la cofradía,
del Santo Reproche,
tanto la quería,
que, tardé, en aprender
a olvidarla, diecinueve días
y quinientas noches.
Y regresé…etc.
Pedacito de cielo
Letra: Homero Manzi
Música: Héctor Stamponi Y Enrique Francini
La casa tenía una reja
pintada con quejas y
cantos de amor;
la noche llenaba de ojeras
la reja, la hiedra y el viejo balcón...
Recuerdo que entonces reías
si yo te leía mi verso mejor,
y ahora, capricho del tiempo,
leyendo esos versos
¡Lloramos los dos!...
Los años de la infancia,
pasaron...pasaron...
la reja está dormida de tanto silencio...
y en aquel pedacito de cielo
se quedó tu alegría y mi amor...
Los años han pasado
terribles....malvados...
dejando esperanza que no ha de llegar.
¡Y recuerdo tu gesto travieso
después de aquel beso
robado al azar!...
Tal vez se enfrió con la brisa
tu cálida risa, tu límpida voz...
tal vez escapó a tus ojeras,
la reja, la hiedra y el viejo balcón...
Tus ojos de azúcar quemada
tenían distancias doradas al sol!...
¡ y hoy quieres hallar como entonces,
la reja de bronce temblando de amor!...
Afiches
Música: Atilio Stampone
Letra: Homero Expósito
Cruel en el cartel,
la propaganda manda cruel en el cartel,
y en el fetiche de un afiche de papel
se vende la ilusión,
se rifa el corazón...
Y apareces tú
vendiendo el último jirón de juventud,
cargándome otra vez la cruz.
¡Cruel en el cartel, te ríes, corazón!
¡Dan ganas de balearse en un rincón!
Ya da la noche a la cancel
su piel de ojera...
Ya moja el aire su pincel
y hace con él la primavera...
¿Pero qué?
si están tus cosas pero tú no estás,
porque eres algo para todos,
como un desnudo de vidriera...
¡Luché a tu lado, para ti,
por Dios, y te perdí!
Yo te di un hogar...
¡Siempre fui pobre, pero yo te di un hogar!
Se me gastaron las sonrisas de luchar,
luchando para ti,
sangrando para ti...
Luego la verdad,
que es restregarse con arena el paladar
y ahogarse sin poder gritar.
Yo te di un hogar...
-¡fue culpa del amor!-
¡Dan ganas de balearse en un rincón!
Santafecino de veras
Miguel Brascó - Ariel Ramírez
Paisano santafecino
Nacido en los pajonales
Donde beben los sausales
La luz del carcaraña.
Creci como crece el peje
A orillas de esta ribera
Santafecino de veras
Del rio carcaraña.
Me llaman el cabure
A veces el guarani
Por que soy de santa fe
Que es el lugar donde naci.
La polka y el chamame
Se han compuesto para mi
Donde suena la acordeona
Ahi me salgo a relucir.
Me mojan los aguaceros
Me cortan las pajas bravas
Me queman las sudestadas
Del rio carcaraña.
Mi vida son estos pagos
Que defienden los chajaces
Que oscurecen los biguaces
Y aroma el jacaranda.
Aqui siempre vivire
La guitarra me dira
Mi recuerdo en la acordeona
Para siempre quedara.
La muerte me ha de llevar
Cantando este chamame
Si muero sera cantando
Mi amor por mi santa fe.
Por que soy de santa fe
Que es el lugar donde naci.
Chan Chan
Buena Vista Club Social
De Alto Cedro voy para Marcané
Luego a Cueto voy para Mayarí.
El cariño que te tengo
Yo no lo puedo negar
Se me sale la babita
Yo no lo puedo evitar.
Cuando Juanica y Chan Chan
En el mar cernían arena
Como sacudía el "jibe"
A Chan Chan le daba pena.
Limpia el camino de paja
Que yo me quiero sentar
En aquel tronco que veo
Y así no puedo llegar.
De Alto Cedro voy para Marcané
Luego a Cueto voy para Mayarí.
Me haces bien
Jorge Drexler
Para contarte, canto
Quiero que sepas
Cuánto me haces bien
Me haces bien
Me haces bien
Te quiero de mil modos
Te quiero sobre todo
Me haces bien
Me haces bien
Me haces bien
Basta ver el reflejo de tus ojos en los míos
Como se lleva el frío
Para entender
Que el corazón no miente
Que afortunadamente
Me haces bien
Me haces bien
Me haces bien
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