CANCIONES DEL PROGRAMA DEL 11 DE MAYO

Canción Del Pinar
Jorge Fandermole

Canta: Silvina Garré


Quiero dejar todas las palomas
En el cedro de tu alma
Y todo el beso en tus pies
Que dejes de mirarme burlón,
Se que te estoy dando poco,
Y mucho te pediré.

Se la nube sola en mi pradera,
Seré tu querido verde,
Y seras sombra en mi mitad,
Y si ves que mi verde se quema,
Llueve tu llorosa pena,
Y el verde nuevo se hará.

Y que no te vayas un febrero,
Detrás de aquella bandada,
Azabache hacia, el pinar,
Quiero ser también dueña del cielo,
Y un pinar, pero es preciso,
Y que me enseñen a volar.

Hazte sol cercano en la distancia,
Hazte en el recuerdo un leño,
Y quemate en mi interior,
No quiero tener más noches frias,
Ni poder tan solo en sueños,
Despertame junto a vos.

Que tengamos alrededor nuestro,
Quien berre nuestros nombres,
Y mucha sombra por dar,
Cuando llegemos a la tierra,
Unete conmigo en savia,
Así haremos sombra igual


Para el amor de mi vida...



Oración el Remanso
Jorge Fandermole

Soy de la orilla brava del agua turbia y la correntada
que baja hermosa por su barrosa profundidad;
soy un paisano serio, soy gente del remanso Valerio
que es donde el cielo remonta el vuelo en el Paran.

Tengo el color del río y su misma voz en mi canto sigo,
el agua mansa y su suave danza en el corazón;
pero a veces oscura va turbulenta en la ciega hondura
y se hace brillo en este cuchillo de pescador.

Cristo de las redes, no nos abandones
y en los espineles dejanos tus dones.

No pienses que nos perdiste, es que la pobreza nos pone tristes,
la sangre tensa y uno no piensa más que en morir;
agua del río viejo llevate pronto este canto lejos
que esta aclarando y vamos pescando para vivir.

Llevo mi sombra alerta sobre la escama del agua abierta
y en el reposo vertiginoso del espinel
sueño que alzo la proa y subo a la luna en la canoa
y allí descanso hecha un remanso mi propia piel.

Calma de mis dolores, ay, Cristo de los pescadores,
dile a mi amada que está apenada esperándome
que ando pensando en ella mientras voy vadeando las estrellas,
que el río está bravo y estoy cansado para volver.

Cristo de las redes, no nos abandones
y en los espineles déjanos tus dones.




Coplas para la tejedora
Jorge Fandermole

Cómo se te ovilla el tiempo
en su corazón de lana
sangrando en el movimiento
por las cribas de la trama.

En el aire vi unas manos
y en las manos la tibieza
y en lo tibio del hilado
el hielo de la tristeza.

Ven y téjeme las notas
en los puntos de la urdimbre
paso a paso y gota a gota
con tus agujas de mimbre.

Ay, Edilia si te olvidas
de anudar tus propios pasos
va a venir la noche un día
a dormírsete en los brazos.

En el sueño, tejedora,
donde tus lanas te alumbran
te soñás tejiendo auroras
en medio de la penumbra.

Artes de adivinadora
te cuentan lo sucedido
y tus lanas lo atesoran
en la piel de tu tejido.

Quién te habrá dado esa prisa
prendida en colores fuertes
y en los bordes de ceniza
lentitudes de la muerte.

Cuando sientas en tu hilado
que mi tiempo se ha vencido
dibujame un sol gastado
con las hebras del olvido.



Cuando
Jorge Fandermole

Cuando te despiertes cada día
con el cuerpo de aire y ese olor
feliz del sueño manso de las lilas
sin miedo al movimiento ni al dolor.

Cuando yo no tenga casi nada
de sangre en la garganta de papel
ni un agrio pez nadando en la mirada
ni quiera más amparo que la piel.

Van a ser los días esos barcos
de luz que una vez pude escribir
y la alegría que hemos olvidado
volviendo por los huesos a subir.
Yo me alimento con una quimera
en que los ojos al sol verán brillar
los brazos de mi padre en las banderas
y una ceniza negra, y una ceniza negra
y una ceniza negra que se va.

Cuando me convenza que la suerte
me rige a la par que la pasión
y no el temible arcángel de la muerte
velando sobre el campo del reloj.

Si lo consumado y lo posible
tienen siempre la cara del horror
en esta patria de lo inaccesible
en este tiempo olvidado de Dios.

Yo digo que mis vívidos amores
son fuertes y viven más que yo
son gigantes tenues como flores
que alientan este turbio corazón.
Los alimento con una quimera
en que los ojos al sol verán brillar
los brazos de mi padre en las banderas
y una ceniza negra, y una ceniza negra
y una ceniza negra que se va.


Pedime lo que querés
Música: Francisco Canaro
Letra: Juan Andrés Caruso

Si tenés un berretín
de ser mina de gran brillo
piantate del conventillo
y venite a mi bulín.
Yo te puedo asegurar
que si te venís conmigo,
lo pongo a Dios por testigo
que nada te ha de faltar.

Departamento alfombrao,
chaise longué, secretaire,
un negro que te eche aire
vestido de colorado.
En vez de un piano, dos pianos,
uno 'e manija, otro 'e cola,
pa' que te sentés vos sola
y toqués a cuatro manos.

Pedime nomás mi vida,
vos no tenés más que hablar
que yo te voy a comprar
todo lo que vos me pidas.
De nada te has de quejar,
y pa' que tengas de todo,
venda y tintura de yodo,
para poderte fajar.

Catrera estilo oriental
con palio y con mosquitero,
y hasta un par de pebeteros,
fabricación nacional.
Y en un rincón del bulín
he puesto para alumbrarte,
cuando vamos a acostarnos,
un gran budha... y, un budín.

Cortinas de mil colores,
colchas a mano bordadas,
almohadillas festoneadas
bordadas con muchas flores.
Retratos al "art nouveau",
jarrón, floreros, macetas,
varias mesas con carpetas
y neglige a lo gateau.


Sueñero
Jorge Fandermole

Silbo en la oscuridad
Animal sin reposo
Torres de la vigilia
Candela de los ojos
No sé que pueda ser
Si una curva del tiempo
O un hueco en el corazón atento.

Trigo sobre el brocal
Para que coma el hambre
Y abajo el peligroso
Agujero de la sangre
No hallo, no puedo ver
Mas que la noche alerta
Y el misterio detrás
De las puertas.

Sueñero, jinete sin descanso
Sueñero, sobre un papel en blanco
Sueñero, centinela de mi alma
Sueñero, duérmete y dame calma

Llevo cada mitad
Como dos ríos gemelos
Uno cruza la tierra
El otro fluye en el cielo
El de la oscuridad
No conoce el olvido
Desvelado en seguir
Lo perdido

Ay, este toro azul
Fatigado y sediento
De correr tras la nada
Como la luz y el viento
Ardo sin preguntar
Igual que lo hace el fuego
Tal vez halle cantando
El sosiego.

Sueñero, enigma de un penitente
Sueñero, andando entre los durmientes
Sueñero, espina de las estrellas
Sueñero, olvídate de ella

Sueñero, jinete sin descanso
Sueñero, sobre un papel en blanco
Sueñero, centinela de mi alma
Sueñero, duérmete y dame calma

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